Ha fallecido el aplaudido y nobeleado doctor Robert Edwards a los 87 años.
El matrimonio Brown acudió a él para remediar su infertilidad a causa de una
obstrucción tubárica que impedía que el espermatozoide alcanzara al óvulo en la
trompa de Falopio y se diera así una fecundación y posterior embarazo. Acudieron al Dr. Edwards, siendo el primero en el
mundo en realizar una fecundación in vitro, extracorpórea, con éxito. La niña nació en 1978 y se llamó
Louise. La fecundación in vitro ha sido muy aplaudida e incluso premiada, pues
por éstas técnicas han nacido cuatro millones
de niños en el mundo. Ante este éxito, hay que ser razonable y no ocultar las cuestiones éticas de esta intervención técnica en el inicio de la vida, que no desaparecen por el nacimiento de un bebé, siempre están presentes. ¿Justifica la infertilidad la producción y manipulación de embriones en el laboratorio? ¿Es lícito poner precio a técnicas que producen hombres?
La FIV nació para solucionar problemas de
infertilidad a parejas que legítimamente deseaban tener un hijo y no llegaba de
forma natural. Robert Edwards y detrás de él muchos médicos
y biólogos, pasaron por alto la importancia del diagnóstico y las causas
médicas que producen la infertilidad para posibilitar la fecundación de la
esposa por el esposo, a todas luces más deseable, costoso y ético, que el
embrollo que ha generado la FIV. La FIV no cura la
infertilidad, no hace un diagnóstico de la causa del porqué no llega el hijo
buscado, sino que produce el hijo
manipulando los gametos y en vitro.
Antes de 1978 solamente había una forma de ser engendrado: a través de
una relación sexual. Actualmente se
pueden producir bebés de 18 formas distintas. Para hacer FIV se manipuló la
verdad poniendo en duda que la vida desde la fecundación sea humana. Se habló
de 14 días, semanas y de tiempo de desarrollo como condición necesaria para
alcanzar la categoría de humana y de respetable. Los embriones perdieron su
valor y han sido utilizados para repuesto y donados a la ciencia. Se vio, también, que el deseo del hijo
generaba dinero a mansalva, surgiendo clínicas de FIVET por todas las esquinas.
La eugenesia, es decir, la selección de los sanos, es otra consecuencia resurgida con la
FIV: se producen embriones y se seleccionan los sanos de los enfermos. Estas
son algunas de las cuestiones indeseables y no resueltas de la FIVET.
El motor del mundo, hoy por hoy, es el dinero, y las cuestiones éticas no
quieren ser escuchadas. La producción y selección de embriones, nos dicen, no es una cuestión que nos influya como
sociedad, y no es verdad. Todos perdemos algo en cada embrión producido y no respetado, especialmente por nuestra condición relacional y responsable de los más pequeños y vulnerables. La FIV vulnera la dignidad de la pareja en su
engendrar y la del niño que ha de nacer. No somos cosas, somos personas sin
precio alguno, poseemos dignidad y nos debemos respeto. La comunidad científica sigue teniendo la responsabilidad de llevar a cabo
progresos en terapias médicas y quirúrgicas alternativas a la FIVET, buscando
las soluciónes más éticas y respetuosas con la vida y los esposos. Un cambio de rumbo es necesario.
Madre, que bueno! No la habia leido...Dices algo, en tu articulo, que hace tiempo le doy vueltas. Nos estamos acostumbrando a tapar heridas, en lugar de examinar las causas de estas para poder intentar prevenirlas. La FIVET es tan solo una tapa que, como dices, hace ganar miles y millones a muchos. Es la tapa de la herida de los padres que tanto quieren un hijo y no pueden concebirlo. Esos millones de dolares los podrian dedicar a investigar como resolver los problemas fisicos del hombre y/o mujer para asi poder ser fecundos.
ResponderEliminarSigue escribiendo!!
Un besito,
Cris